flores

lunes, 9 de diciembre de 2013

Una tarde cualquiera.



Una tarde cualquiera nos encontrarnos
para amarnos, sin pudor y sin medidas.
Una tarde esperada, muchas veces imaginada.
Una tarde en la que fuimos ciegos, sordos, pero no mudos,
una tarde donde el cuerpo derrochaba su idioma,
donde los aromas envolvían nuestra cama.
No se si fui para ti una mujer inolvidable,
pero tú, fuiste en mí, el hombre más deseable
Por eso te escribo estas prohibidas letras,
ocultas de los ojos avisados de tu dueña,
para contarte que siempre pienso en ti,
en la lujuria vehemente de aquella tibia tarde.
Te escribo para hacerte una suave suplica,
tengo guardada en la agenda de mi alma
una ardiente tarde, otra apasionada tarde.
Y no se, si como yo, tú también la deseas,
pero mi carne esta tan hambrienta de tu carne,
mis pensamientos tan aferrados a tu imagen.
Mi boca tan sedienta de aquellos besos que me diste,
Que ya no puedo esperar para volver a besarlos.
Si tú me has extrañado como yo a ti sin poder evitarlo,
te espero como entonces, en el lugar de siempre, esta tarde.
Concédeme la petición mi amor y no faltes.
-Tu amor de siempre, tu amor de tarde-

¿Recuerdas mi amor aquella carta?
Ya no hubo despedidas entre nosotros,
ni noches, ni mañanas, porque nuestro amor
se volvió un alma, dos deseos inseparables.
Y se llenó de amantes y voluptuosas tardes.


♫❤.•*¨`*•..¸Ozna Yonit¸.•*¨`*•.❤♫
Poesías derramadas desde el alma.
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República Argentina.