Una tarde
cualquiera nos encontrarnos
para
amarnos, sin pudor y sin medidas.
Una tarde
esperada, muchas veces imaginada.
Una tarde
en la que fuimos ciegos, sordos, pero no mudos,
una tarde
donde el cuerpo derrochaba su idioma,
donde los
aromas envolvían nuestra cama.
No se si
fui para ti una mujer inolvidable,
pero tú,
fuiste en mí, el hombre más deseable
Por eso te
escribo estas prohibidas letras,
ocultas de
los ojos avisados de tu dueña,
para contarte
que siempre pienso en ti,
en la
lujuria vehemente de aquella tibia tarde.
Te escribo
para hacerte una suave suplica,
tengo guardada
en la agenda de mi alma
una ardiente
tarde, otra apasionada tarde.
Y no se, si
como yo, tú también la deseas,
pero mi
carne esta tan hambrienta de tu carne,
mis pensamientos
tan aferrados a tu imagen.
Mi boca tan
sedienta de aquellos besos que me diste,
Que ya no
puedo esperar para volver a besarlos.
Si tú me
has extrañado como yo a ti sin poder evitarlo,
te espero
como entonces, en el lugar de siempre, esta tarde.
Concédeme la
petición mi amor y no faltes.
-Tu amor de
siempre, tu amor de tarde-
¿Recuerdas
mi amor aquella carta?
Ya no hubo
despedidas entre nosotros,
ni noches,
ni mañanas, porque nuestro amor
se volvió
un alma, dos deseos inseparables.
Y se llenó
de amantes y voluptuosas tardes.
♫❤.•*¨`*•..¸♥Ozna Yonit♥¸.•*¨`*•.❤♫
Poesías derramadas desde el alma.
“Derechos
Reservados de Autor”
República Argentina.
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