En las
profundidades más oscuras de mi alma,
voy
hundiéndome en una ciénaga de hielo,
busco en
mis tinieblas una tibia mano,
que me
deje vislumbrar que en algún lugar
de este
frío que me abraza, se encuentra
el calor
de una piadosa y fuerte mano.
Pero no
está, si hasta la música bestial
de mis
fantasmas, ha silenciado el toque
de su
canto.
Escapando
de mi negra desventura
Me
refugie en la tumba de mi cama.
Le han
crecido ramas que me rodean,
me
adormecen y sagazmente me atrapan.
Se
trepan por mis manos, se plantan
en mis
brazos, como una hiedra trepan,
recorren
mi regazo, me alucinan sus hojas
se
aprietan a mis sienes, me asfixian sus delirios.
Florecen
flores negras, dan pólenes de muerte.
He
comido del fruto de la hiedra silvestre,
He
envenenado a mi alma, mi espíritu padece.
A penas
a lo lejos de escucha algún gorjeo
de
pájaros alegres que juegan con el
viento.
Yo
quisiera rogarles con casi mi último aliento,
¡que
destruyan mis ventanas, que el fiel sol
venga a
mi encuentro!
¡Que se
seque la malvada, hidra que va creciendo!
¡que se
calcine en mi cama, que me impulsen al desierto!
¡que
quiero vivir quemado, que morir solo en mi encierro!
❤♫❤♫❤.•*¨`*•..¸♥ Ozna Yonit ♥¸.•*¨`*•.♫❤♫❤♫❤
Poesías derramadas desde el
alma.
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